La rinoplastia o cirugía plástica de la nariz es una intervención generalmente subestimada por los pacientes e incluso por muchos colegas. Es un órgano cuya función principal es la respiración y cuya estructura anatómica es extremadamente compleja. Ademas abarca el área central de la cara, siendo la zona más visible. En una rinoplastia estética el objetivo es modificar su anatomía para corregir las deformidades presentes, sin alterar su función. El examen preoperatorio es fundamental para objetivar los defectos descriptos por el paciente y detectados por el cirujano, observar detenidamente y tocar la nariz es la mejor manera de interpretar cuales son las estructuras internas que deben tratarse. Si bien pueden lograrse cambios importantes, es conveniente aclarar al paciente que no es posible modificar completamente su nariz por lo que las expectativas de resultado deben ser realistas.
Las consultas mas habituales son por deformidades del dorso (mal llamado "tabique") y/o de la punta nasal. Si bien el paciente manifiesta algo que en particular quiere modificar, lo cierto es que en el acto quirúrgico rara vez se corrige en forma aislada una estructura nasal sino que se trata en conjunto varios puntos que quedan manifiestos al momento de arreglar el defecto que motivo la intervención. Se intenta lograr una nariz armónica al rostro evitando el efecto de nariz operada, osea aquella que no es natural para la fisonomía del paciente.
Respecto a la técnica operatoria, solo comentar que existen dos tipos de abordajes quirúrgicos: abierto y cerrado. Esto se refiere al corte por donde el cirujano accede a las estructuras internas de la nariz. Cada una tiene sus indicaciones particulares y cada cirujano su preferencia.
Para planificar una rinoplastia el cirujano debe interpretar el deseo del paciente, valorar detenidamente la nariz y conocer sus propias limitaciones respecto al problema existente; el paciente debe confiar en la planificación operatoria y en el criterio de su cirujano.
Respecto a la técnica operatoria, solo comentar que existen dos tipos de abordajes quirúrgicos: abierto y cerrado. Esto se refiere al corte por donde el cirujano accede a las estructuras internas de la nariz. Cada una tiene sus indicaciones particulares y cada cirujano su preferencia.
Para planificar una rinoplastia el cirujano debe interpretar el deseo del paciente, valorar detenidamente la nariz y conocer sus propias limitaciones respecto al problema existente; el paciente debe confiar en la planificación operatoria y en el criterio de su cirujano.