
Muchos podrían interpretar esta pregunta como un sin sentido. ¿Qué
puede tener que ver en cuestiones de calidad de vida una cirugía estética?
Otros pueden pensar que someterse a un aumento mamario es un “capricho” o una
moda. Sin embargo pocos se detienen a considerar que una paciente con pechos
pequeños o hipoplasia mamaria puede tener como consecuencia un
complejo que repercute negativamente en su día a día, tanto en la percepción de
su propia imagen corporal como en las relaciones interpersonales y afectivas.
“El aumento mamario
cosmético tiene un impacto positivo y profundo en la satisfacción de la mujer
en el plano psicosocial y el bienestar sexual”
Esto afirma un estudio
científico publicado en la revista americana Plastic and Reconstructive Surgery
por McCarthy y su equipo del prestigioso Hospital Memorial Sloan-Kettering
Cancer Center de Nueva York.
Las mujeres incluidas en
el estudio completaron un cuestionario 6 meses antes y 6 meses después del
aumento de mamas que pretendía medir la satisfacción física, psíquica y
sexual. El resultado del trabajo mostró una diferencia estadísticamente
significativa y apoyó firmemente la hipótesis planteada.
Otros trabajos similares
refuerzan esta situación como es el caso del publicado en la revista europea
Aesthetic Plastic Surgery por Saariniemi y su equipo. En este se observó una
mejoría significativa en la autoestima y en las puntuaciones de depresión, así
como la satisfacción en la imagen corporal. La confianza interpersonal también
mejoró, y después de la operación, las mujeres eran más capaces de tolerar y
comprender sus propios sentimientos y sensaciones. Como algo a destacar, se
observó una disminución significativa en el riesgo general de un trastorno
alimentario.
Así y todo está claro que
el aumento mamario es un procedimiento quirúrgico que no está exento de riesgos
y estos deben ser comprendidos por la paciente antes de afrontar este cambio de
vida.