El injerto graso, también llamado lipofilling,
lipotransferencia o trasplante de tejido graso; es una técnica quirúrgica
utilizada en cirugía plástica ya sea como estrategia reconstructiva o para
aplicaciones dentro del campo de la estética médica.
Básicamente consiste en traspasar grasa de algún sitio
del cuerpo donde se encuentre en exceso para colocarla en otro lugar. Es decir,
primero se realiza una liposucción, en la misma intervención se procesa dicha
grasa mediante centrifugado o decantación y se deposita en las zonas que hayamos
seleccionado para tratar mediante el uso de pequeñas cánulas.
La utilización de la propia grasa del paciente como
material de relleno para restaurar y dar volumen al tejido, nos permite
remodelar áreas corporales que previamente a esta técnica solo era posible
tratarlas con materiales sintéticos con el riesgo de complicaciones que estos materiales
presentan como extrusión y/o reacción a cuerpo extraño y consiguiente rechazo.
Aunque es un procedimiento útil para remodelar cualquier
zona corporal, la indicación que está revolucionando la cirugía estética es su
aplicación en la región facial. Nos permite recuperar el volumen perdido
principalmente en los pómulos produciendo un efecto lifting.
Las ventajas del injerto de tejido graso son:
- No existen cicatrices.
- El resultado es definitivo a diferencia de materiales sintéticos de relleno reabsorbibles.
- No existe riesgo de rechazo ya que se trata de tejido propio.
- Se realiza con anestesia local a lo sumo sedación.
- No requiere internación postoperatoria.
- Rápida reincorporación laboral.
La principal desventaja es que no es aplicable a todos
los casos, como todos los tratamientos en cirugía plástica, estos deben estar
individualizados a cada paciente.